miércoles, 29 de mayo de 2013



El atractivo brillo de la noche me llamó y salí corriendo cual cohete para solamente deleitarme de esos puntos blanquecinos que se encontraban acostados en la superficie de un vasto cielo azulino. Tapé el brillo lunar que caía sobre mi cara con la palma de mi mano y los rayos de luz salían disparados formando una especie de carpa a mi alrededor y yo me acosté y de repente me di cuenta que había alguien a mi lado, alguien suave que irradiaba un calor que se impregnaba en el frío de la noche, que olía a almíbar y a castañas, un muchacho de dorados cabellos que decidió hacerme compañía y entonces me di cuenta de que una noche jamás me había parecido tan bonita.

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