No es que me desagradase vivir ahí, el alquiler es barato y el sitio es bastante espacioso, pero ya me tenía que replantear si de verdad valía la pena vivir ahí. Empecemos de nuevo: Soy Evelyn, me mudé a Milán hace poco y en vista de que no tengo mucho dinero, mi amiga Rita (Quién además de ser la persona que me 'empujó' a mudarme, es una muchacha italiana que conocí en un viaje al caribe en donde nos hicimos muy amigas) me recomendó este lugar. Ella también vive aquí y me parecía que todo iba de perlas hasta que...
Retomemos a la casera, parece que no le agrado mucho, traté de ser amable con ella, fui muy educada, pero desde que llegué me odia. Por eso cuando a las 4 AM la casera se entera de que los rufianes (como les llama a los del 205) han hecho lo qué sea sale a perseguirlos, regañándolos y advirtiéndoles que esa será la ultima jugarreta que harán en su vida, la verdad no se por que siguen ahí, seguramente si yo hiciese alguna travesura la casera me sacaría sin pensárselo 2 veces.
Entonces, no es que no tolere a los del 205, ni siquiera los conozco, han llegado hace 1 mes y yo jamás les he visto la cara, no tolero a la casera, es una señora de sangre hervida que lo único que hace es encenderse más y más.
-¡AGH! Es esa señora de nuevo, Rita. -grité despertando a la rubia que se encontraba profundamente dormida.
-A callar Eve, todavía es muy temprano. -contestó ella sin preocupación alguna.
-Pero esta vez ha hecho más escándalo ¿cómo es posible que los del 205 sigan aquí? aunque ¡bien hecho! esa casera se lo merece. -le dije mientras hacía un 'desinteresado' énfasis en 'se lo merece'
-Eve, la casera no es mala, sólo tiene manía contigo por que eres nueva, ya ves como trata a los del 205. -me respondió en un tonito que parecía como 'duérmete ya, estoy cansada.'
-¿Te llegó a tratar así también? -pregunté interesada. -Si, les hace una revisión minuciosa a todos los inquilinos que ocupan este aposento, dice que sino: 'la señora se preocuparía'. -me informó haciendo un gesto que me dio a entender que ya no hablaría más y que se iría a dormir.
Es verdad, recordé que esta casa pertenece a una familia pudiente, pero no tenía que ser tan ruda la casera, yo siempre fui amable, y sé que no parezco sospechosa en ningún sentido.
Admiré la facilidad de Rita de dormirse, yo, por el contrario, una vez despierta me resultaba casi que imposible volver a conciliar sueño, hoy no estaba cansada, así que me dispuse a comenzar el día con mucha energía.