martes, 9 de agosto de 2011

Como contarle un cuento a la luna.

Ahí, paraditos, sin dirigirnos una sola palabra, con un frío interminable que se notaba en la mirada.

Acércate un poquitico, para que pueda probar esos labios, que probablemente sepan a chocolate.

Miradas fugitivas, clandestinas, mientras los transeúntes pasaban en manada, por todas partes ¡qué calle tan transitada hemos escogido para lanzarnos miraditas azucaradas!

Vamos, a un lugar más solo, mientras aún queda atardecer y podamos degustar de el.
Corre bien rápido y no dejes que el momento termine pues las ganas de estar contigo incrementan más y más cada vez que estás más lejos me apetece gritarle al mundo que te quiero sin miedo.

Un poquito de persecución, llegamos a la cascada sin preocupación y luego te quedas estático al observar tanta belleza, deléitate, pues sólo estaré aquí un rato más.

Cae la noche, llena de estrellas, la luna hoy, brilla como nunca, estoy pidiendo contarte las mil y una noches para que no me cortes las ilusiones.

Acurrucadita, escondidita entre tus brazos y por fin me quitaste el frío que tenía acumulado, un beso fugaz, y vamos a esperar otro día más para que la historia se repita, y así continuar, calladitos pero felices, sin miedo a soñar.

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