Ese día hacía más frío que nunca, era el día de mi partida. Apareciste de la nada, me saludaste, me tomaste de la mano & en el último momento, antes de irme;te acercaste & me susurrasté en el oído:
-Quieres una taza de café?
Lo pensé un momento & luego dije:
-Sí. -asintiendo con la cabeza.
-Pero perderás el vuelo.
-Lo sé.
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